
Me encontré sentada en una vereda, sumergiéndome entre vasos circulantes y picos de botellas. Me pregunté cómo estaba, ‘mal’ respondí.
La noche era cálida y me albergaba, las nubes y las estrellas reflejaban la combinación extraña de mi corazón.
Yo intentaba articular palabras pero me deshacía en cada intento. Conté, a pesar de la dificultad, que quería irme por tiempo indeterminado, que en cada viaje me descubro y necesitaba descubrirme. Me dije, ‘y anda, ¿por qué no?’ Respondí que irme así era huir, no enfrentar, no pelear. Me pregunté por qué eso estaría mal. No respondí , pero voy a sacar el pasaje.
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