miércoles, 25 de noviembre de 2009

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Ojala se caiga el cielo, y con él los abrazos, los te quiero, los cafés, las medialunas, las picadas, las charlas, las caminatas, las manos, los tangos, tus angustias -y alegrías- por san lorenzo, los viajes en el dodge, las anécdotas y las voces.

Ojala se caiga el cielo y ojala vos caigas con él. Juro ponerte unos colchones para que el golpe no sea tan fuerte y después, de la mano, te voy a acompañar hasta lo de Sandoval (que también va a caer con vos y va a volver a abrir su bolichito en Mercedes), y nos vamos a pedir un poco de queso bien duro con pan, y vos te vas a pedir un gancia. Y sabes que, abue? Yo me voy a pedir uno con vos, porque con agua no se brinda, y vamos a chocar los vasos, vos vas a salpicar todo y yo te voy a abrazar hasta que los brazos ya no existan y nosotros seamos polvo y el viento nos lleve. Hasta que el viento nos lleve... hasta que el viento nos lleve.

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